El tango y el
flameco tienen muchas cosas en común; para empezar no hay un acuerdo en la
definición etimológica de la palabra.
En el caso del
tango, la terminación “ngo” (como también ocurre con el fandango, estilo de
cante dentro del flamenco y palabra también usada en algunas partes de América)
parece tener su origen en África. Los africanos llegados para trabajar como
esclavos al Río de la Plata
denominaban Tangó a los bailes que
organizaban.
También podría ser
una voz de origen portugués y otro supuesto origen hispánico de la palabra
puede proceder del término tangir o tañer (tocar un instrumento) derivada a
su vez del latín tangere.
En el caso del flamenco los expertos tampoco se ponen de acuerdo, como flamencos se denominaba a los gitanos andaluces no se sabe bien por qué, quizá por la forma picaresca y festiva del pueblo andaluz que les daba este nombre a los gitanos por el color de su tez, moreno-bronceado, que es precisamente el opuesto al blanco y rubio de los naturales de Flandes.
Otra teoría deriva
la palabra del vocablo árabe felag-mengu
(campesino errante), otra que procede de flama (fuego, llama…) y hasta se ha
creído derivada del ave zancuda de ese nombre por tener gran parecido al
flamenco vestido con chaquetilla corta y pantalón ceñido; ésta última sin mucho
peso ya que nada tenía que ver la vestimenta del cantaor o bailaor del siglo XIX
con esta definición.
Aunque el tango es
identificado como algo puramente argentino, también hay polémica en esto ya que
algunos sitúan su origen en la orilla uruguaya del Río de la Plata y otros en el sur de Brasil.
En el caso del
flamenco también encontramos polémica en su origen, que José Carlos de Luna situó
en el triángulo formado al unir en línea recta las poblaciones de Morón, Jerez
y Ronda; aunque esto no contenta a todos ya que deja fuera a otras localidades de
Andalucía e incluso a zonas limítrofes como Extremadura, la Mancha o la zona de Levante
que también enriquecen y aportan al acervo flamenco.
El tango y el
flamenco también comparten su origen urbano y suburbial. Recogen cantes y
bailes folclóricos de origen campesino como la milonga en el caso del tango y
los verdiales o cantes de “faena” en el caso del flamenco, para transformarlos
en una manifestación artística con entidad propia.
También recogen un
crisol de distintas culturas que, en el caso del tango, es debido a la gran
inmigración procedente en su mayoría de Europa que se produce en la segunda
mitad del siglo XIX en la zona porteña del Río de la Plata, en la que conviven
con antiguos esclavos negros y gauchos pobres procedentes del campo en busca de
trabajo.
Y en el caso del
flamenco se produce por el paso de las distintas civilizaciones (Fenicios,
Griegos, Tartessos, Árabes o Judíos) que dejaran su huella cultural en la zona
de Andalucía.
Carlos Gardel “El Zorzal Criollo” y Antonio Chacón García “don Antonio Chacón”. Dos grandes
voces con cierto dejo operístico, que fueron un punto de inflexión en la evolución
del tango y el flamenco.
Discépolo, el
polifacético autor del tango Cambalache definió al tango como un sentimiento
triste que se baila; y es que el tango recoge en sus letras la nostalgia de
todos esos inmigrantes que dejaron atrás toda una vida, familia, amigos y que
vivieron con resignación que el sueño de una vida mejor no lo fue tal y que
nunca volverán al lugar donde han nacido.
Y sentimiento puro
y desgarrador, es también el flamenco. En la persecución sufrida durante siglos
por el pueblo gitano o en el convivir diariamente con la muerte en las duras
condiciones de los mineros en Linares, Almería o Cartagena dónde se gastaban a
diario su jornal en alcohol, juego y mujeres en tabernas o cafes cantantes que
debían recordar a los boliches y piringundines porteños dónde surge el tango.
Todo el mundo sabe
que el tango y el flamenco comparten la lengua castellana como medio de
expresión, con sus matices locales propios de dos lugares separados por miles
de kilómetros; pero además, también tienen en común una segunda lengua, por así
decirlo que les caracteriza. En el caso del tango es el lunfardo y en del
flamenco el caló.
El lunfardo nace
como un nuevo modo de hablar entre los inmigrantes, cogiendo palabras y expresiones
de distintos orígenes; previamente empleado por delincuentes y posteriormente
adoptado por toda la sociedad.
En el caso del caló
es una lengua procedente del romaní y utilizada por el pueblo gitano repartido
por toda la geografía ibérica. Por desgracia, así como se ha hecho con otras
lenguas habladas en España al caló no se le ha dado la debida protección que se
merece; y debido a la posición social y económica de una parte del pueblo
gitano se ha asociado a un ambiente de delincuencia.
Por su parte, estas
dos lenguas tienen en común que debido a la convivencia muchas de sus palabras
se han incorporado al vocabulario del español hablado en Argentina y Uruguay en
el caso del lunfardo y del hablado en España en el caso del caló.
Algunos ejemplos en
lunfardo son:
Bacán (adinerado, elegante), pibe (muchacho), curda
(borrachera), gil (tonto), deschavé (confesión) o malandra (delincuente)
Y en caló:
Biruji (frío), molar (gustar), currelar o currar (trabajar),
piltra (cama), pinrel (pie) o chorar (robar)
A modo de
curiosidad dentro de los estilos flamencos existe uno al que se le llama
tangos, considerado por algunos como uno de los cantes básicos y que comparten
con el argentino su tiempo binario. También existen dentro de los llamados cantes
de ida y vuelta, que son producto del intercambio cultural debido a la
emigración entre España y Latinoamérica, dos estilos flamencos que son la Milonga y la Vidalita que proceden de
Argentina.
El tango y el
flamenco son patrimonio de la humanidad y en sus tres facetas que son el baile,
canto y música, pero especialmente en el baile, son conocidos en el mundo
entero; naciendo por doquier academias que lo imparten en cualquier parte del
planeta. Existiendo en países como Japón verdadera devoción por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario