Sólo conocí a Howard McGhee una vez en un club de Los
Ángeles donde tocaba con su alma gemela “musical” de toda la vida, el saxo
tenor, Teddy Edwards. Pero una vez fue suficiente para quedarme impresionado
por el genio y la humanidad de este hombre. Debía de estar pasando un periodo
difícil en esa época porque parecía estar muy tenso, sin embargo se tomó la
molestia de ofrecerme buenos consejos sobre como tocar y practicar.
Time Waits - Howard McGhee
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Aunque yo era un músico de viento-madera y no viento-metal,
gran parte de sus consejos se centraban alrededor del dominio y la emisión del
sonido. Era categórico respecto al sonido “personal”, como desarrollarlo y
fomentarlo. Lo más importante es que realmente escuches tu propio sonido.
Escucha atentamente. Después de todo, este es tu sonido y por
tanto debes estar totalmente y completamente familiarizado con él. Es una parte
tuya y funciona en tu contra pensar lo opuesto. Me dijo que le escuchará pero
aún más que escuchara a Edwards ya que él era un saxo tenor. Me llevó algún
tiempo pero comencé a darme cuenta de lo que quería decir. Regresaré a esto más
adelante
Una de las cosas que aprendí esa noche fue a tocar notas
tenidas y no solo a tocarlas pero a escucharlas e intentar convertirte en parte
de ese sonido. Cuando seas capaz de hacer eso, habrás creado tu propio sonido
personal, tu sello propio que podrás incorporar a tu música. Podrás decir quien
eres, lo que quieres, lo que sientes y en lo que crees.
Maggie sugirió que me pusiera en una esquina de la
habitación y tocara notas tenidas y que permitiera que el sonido rebotara hacia
mí. Este simple ejercicio hace maravillas! Muchos años después Johnny Griffin
añadió a esto diciendo, puedes empezar con la nota Sol más grave del registro
del saxo y vas lentamente trabajándolo hasta llegar a las notas más agudas,
sostienes cada nota cuatro pulsos a una velocidad mediana. Cuando llegues al Fa
agudo, empiezas de nuevo a descender hasta llegar a la nota más grave de tu
saxo. (Si bemol grave) Pero continúa escuchando ese sonido. Ese eres tú y si
haces este ejercicio concienzudamente, el público empezará “a escucharte hablar
con tu propia voz.” Puede que algunos días sea tan difícil concentrarte que
solo podrás hace este ejercicio y nada más, pero será suficiente. Escucha a
Griffin y verás que todo tiene su recompensa. Tengo la sensación de que Sonny
Rollins también practicaba de esta manera. Con el clarinete empiezas en el Do
más grave y vas hacia lo más agudo y regresas hacia lo más grave, esta vez
descendiendo hasta Mi grave. Cada pocos días (lo que te resulte más cómodo)
añades un pulso a cada tono e intenta ascender medio tono más.
Estoy convencido que si “Maggie” no hubiese tenido tantos
problemas con las drogas en la década de los 50 y hubiese podido tocar con más
regularidad, la historia del arte del jazz y sobre todo el de la trompeta
hubiera sido completamente diferente. Estuvo allí al principio y fue parte de
ese comienzo. Sé que esta pequeña “charla” no es tan larga y emocionante como
otras que os he escrito pero quizás es mucho más importante. Escucharos hablar,
seréis menos proclives a meter la pata y cagarla. Manteneros en control tanto
de vuestro sonido como de vuestras ideas en la vida como también en la música.
Esto me lo enseño una de las personas más cariñosas, más afables y generosas
con la que he estado jamás y sabía que pasaba por una mala racha con muchos
cambios difíciles. A pesar del poco tiempo que pude pasar con él y que
generosamente compartió conmigo puedo decir que era una persona estelar y de las
cuales desgraciadamente, no abundan en este mundo. Creo que el ángel Gabriel
debe de estar tomando alguna clase con “Maggie” y no sólo de trompeta.
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