26 de febrero de 2011

Doroteo Hidalgo. Un siglo de folk, por José Luis Serrano

  Es una tranquila y soleada tarde de noviembre en Alcalá La Real, provincia de Jaén; con una temperatura más alta de lo que sería normal en estas fechas en la que el frío ya debería haber hecho acto de presencia.

  La campaña de recogida de la aceituna está a punto de comenzar y diríase que la localidad y su comarca que en su mayoría vive del fruto del olivo se prepara para una larga temporada que, después de unos años malos y si el tiempo lo permite se espera buena. No así, su precio en la almazara, pero eso es otro cantar.




Salida de coches de caballos desde Alcalá la Real hacia Granada.

  Me dirijo con mi amigo Pepe López, él con su bandurria y yo con mi guitarra, al barrio llamado Juego Pelota. Dejando a nuestra izquierda la iglesia de Consolación enfilamos la calle que sube a las cruces a ver a Doroteo Hidalgo Pérez, un conocido violinista.

  Nos recibe un señor mayor, delgado, que a pesar de sus 94 años conserva en su mirada la lucidez y la experiencia que da la vida.

   Doroteo ha sido un músico muy solicitado y siempre dispuesto a acudir donde lo llamaran. No es habitual encontrar buenos violinistas dedicados a la música tradicional en la que normalmente proliferan otros instrumentos.

  Doroteo nos cuenta que nació en el año 1915 en Jamilena pero con tres años su familia se traslada a Charilla dónde reside hasta los diecinueve años en que fija su residencia en Alcalá. Pronto estamos charlando y sus recuerdos le llevan, como no, al igual que a cualquiera que vivió esas tristes fechas, a la guerra civil, a su paso por el frente, a la alegría de su familia cuando fue trasladado a realizar labores administrativas en la retaguardia, lejos del silbido de las balas, gracias a que sabía leer y escribir.

La calle del Santo Domingo de Silos de Alcalá la Real con la fortaleza de la Mota al fondo.

  Se le ve una persona inteligente y, mientras le dejaron, incluso aprovechó su paso por la escuela militar de Ingenieros para estudiar matemáticas, física, etc. Se ha ganado la vida de muchas maneras, entre ellas ha sido recovero, oficio al que se dedicó durante muchos años y que, le permitió incluso comprar algunas fanegas de tierra llegando a plantar con sus manos más de mil olivos marteños.

  Eran tiempos de posguerra, muy duros, se recorría los cortijos de la zona en un radio de 5 o 6 kilómetros, acompañado de una bestia (como se suele llamar a los animales de carga) cargada de diversos enseres como telas de buena calidad o aguardiente que él mismo fabricaba. Mercancías que luego vendía o cambiaba por huevos (tarea típica del oficio de recovero).Y si le solicitaban alguna cosa que no llevaba encima, tomaba nota en su libretilla para incluirla en el próximo viaje.

   De bien joven le viene su afición por la música. Su padre, viendo sus aptitudes, le compró en Alcalá un violín por 60 pesetas a Salvador Ferreira con la condición de que éste le diera unas lecciones. Por entonces un jornal rondaba las 3 pesetas diarias. A los pocos días, su maestro le dijo al joven Doroteo que tocara el chotis “Mimos y besos” y al terminar le dijo: “Bueno, ya te puedes ir, ya sabes tocar.”

Doroteo Hidalgo Pérez.

   Doroteo aprendió a leer música. También estuvo aprendiendo de Isabelita, una ciega de Charilla que tocaba la bandurria con la que posteriormente, junto a José Molinero a la guitarra formaría una orquesta a finales de los años 20.

   Isabelita, a su vez, iba a Alcalá a aprender de otros músicos ciegos: Andrés y Domingo (es curiosa y digna de estudio la gran participación de los invidentes en la música popular a lo largo de toda nuestra geografía). Y Doroteo se empapaba de esas melodías que escuchaba interpretar a Isabel.

   Cuando Isabelita se marchó a vivir a Madrid, Doroteo pasó a formar parte de la orquesta de Aquilino Pérez (saxo) y Antoñico el de Capuchinos (guitarra) en Alcalá la Real, acompañando los bailes en el club Amistad y la comarca hasta que estalló la guerra en el año 36.

   Posteriormente, en el año 1943 apareció una nueva orquesta dirigida por Francisco Revelles (flauta) y cuyos componentes eran Cándido Hinojosa “Polilla”, al trombón; Gálvez “Gallinaza”, trompeta; Pepe Teva, saxofón; Antonio Grande “Rabanales”, clarinete; y Manuel Hermoso al yamba o batería; en la que Doroteo formó parte hasta 1946.

 
  En Músicas de los bailes del candil en los cortijos de la Sierra Sur  Doroteo Hidalgo hace una recopilación de lo que se cantaba, bailaba y tocaba en los bailes del candil. Él mismo se dirigió al Área de Cultura del Ayuntamiento de Alcalá la Real proponiendo realizar estas grabaciones para que estas melodías no quedaran en el olvido. Gracias a la Asociación cultural Enrique Toral y Pilar Soler y a los músicos que colaboraron en la grabación, el proyecto se llevó a cabo.

   En ella podemos escuchar una serie de bailables instrumentales que van desde la antigua Mazurca en compás ternario, alternando con belleza los modos mayor y menor en la versión de Andrés el Ciego hasta la Polka en compás binario; el Pasodoble, con su inconfundible aire andaluz; el Chotis, muy bien acompañado a las cuerdas; el Vals; con su característico compás en ¾; el Vals-Jota, el primero una bella melodía que recuerda en algunos pasajes al Vals de Daroca recopilado por Lahiez a D.Pedro Garay en Daroca (Zaragoza) que podéis escuchar en la sección de Audios y el segundo una composición propia de Doroteo en Sol mayor que recoge el carácter alegre de la Jota; el Tango, el primero, con el que Imperio Argentina se daba a conocer en España y, el segundo, uno de los primeros Tangos que nacían en Buenos Aires a principio del siglo XX; la Diana, que es toda una llamada a la fiesta en Sol mayor y el Fandango de Charilla, que se cantaba y del que Cristóbal Rueda fue un gran intérprete, según nos comentaba el mismo Doroteo.





  Los bailes del candil se organizaban por la noche en los cortijos. Se bailaba hasta el amanecer, se bebía vino y aguardiente; la copa costaba una peseta, y la recaudación se utilizaba para pagar a los músicos, que por los años 30 cobraban cinco pesetas cada uno. 

  Estos bailes a parte de un modo de diversión y entretenimiento, a veces, eran la única oportunidad para relacionarse jóvenes de distinto sexo, entre los que se dedicaban coplas, muchas de ellas improvisadas.

  En el libro titulado El Bandolerismo publicado en 1876, Julián de Zugasti describió una reunión que presenció para celebrar un baile. Reuniones que calificaba como hijas legítimas de los antiguos bailes del candil:

  "En estas reuniones, los cantares no se limitan a la expresión caprichosa e incoherente de estrofas aisladas, sino que el contenido de todas ellas, adquiere de una manera súbita e imprevista un carácter sorprendente de unidad lógica, viniendo a constituir por tan extraño y placentero modo, una bien concertada producción literaria, es decir, un maravilloso diálogo lírico, ora sentimental y sollozante, ora bufo y picaresco, que por la variedad deleita, por la unidad recrea, por la ternura conmueve, por los chistes regocija, por las agudezas agrada, y bajo todos los aspectos resulta una obra extraordinaria, original, interesante, deliciosa, compuesta de improviso y ejecutada por el numen, la voz, el canto, el sentimiento, la intención, y habilidad de todos los actores". 

  Los bailables interpretados en esta grabación constituyen un verdadero testimonio sonoro de las músicas de los años 20 del pasado siglo que Doroteo escuchaba en su infancia cuando regresaba a Charilla. Por la noche, al pasar junto al cabaret o casa de mujeres, que por entonces había entre las calles Antigua y Horno, escuchaba la orquesta de Andrés el Ciego, compuesta por Andrés (laúd y bandurria); Domingo el Ciego (guitarra); Ernesto (violín); y Costaneta (flauta), que amenizó las bodas y los bailes de Alcalá la Real hasta los años treinta. La otra famosa orquesta de aquellos años era la de Salvador Ferreira (violín), Manolito Moutón (chelo) y Antonio Marañón (bajo).

   Los músicos participantes en esta grabación son:

Doroteo Hidalgo Pérez (violín)
José Luis Hinojosa Medina (bandurria),
Isidro Nieto Pérez (guitarra)
Antonio González Titos (Laúd) 

   Y en ella se interpretan:

Polka
Diana
Mazurca de Andrés el Ciego
Chotis
Mazurca de Ernesto
Pasodoble de Paco
Vals-Jota
Tango ”Mi caballo murió”
Pasodoble de Carmona
Vals-Jota “Alba”
Fandango de la sierra, o de Charilla
Tango “El choclo”
Vals “Las tres de la madrugada”


   Si alguien está interesado en conseguir una copia se puede dirigir a esta dirección de correo electrónico:     cultura.tecnico@alcalalareal.es


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