17 de diciembre de 2011

El tango y el flamenco, por José Luis Serrano


  El tango y el flameco tienen muchas cosas en común; para empezar no hay un acuerdo en la definición etimológica de la palabra.
  En el caso del tango, la terminación “ngo” (como también ocurre con el fandango, estilo de cante dentro del flamenco y palabra también usada en algunas partes de América) parece tener su origen en África. Los africanos llegados para trabajar como esclavos al Río de la Plata denominaban Tangó a los bailes que organizaban.

  También podría ser una voz de origen portugués y otro supuesto origen hispánico de la palabra puede proceder del término tangir o tañer (tocar un instrumento) derivada a su vez del latín tangere.
   
   En el caso del flamenco los expertos tampoco se ponen de acuerdo, como flamencos se denominaba a los gitanos andaluces no se sabe bien por qué, quizá por la forma picaresca y festiva del pueblo andaluz que les daba este nombre a los gitanos por el color de su tez, moreno-bronceado, que es precisamente el opuesto al blanco y rubio de los naturales de Flandes.
   Otra teoría deriva la palabra del vocablo árabe felag-mengu (campesino errante), otra que procede de flama (fuego, llama…) y hasta se ha creído derivada del ave zancuda de ese nombre por tener gran parecido al flamenco vestido con chaquetilla corta y pantalón ceñido; ésta última sin mucho peso ya que nada tenía que ver la vestimenta del cantaor o bailaor del siglo XIX con esta definición.
  
   Aunque el tango es identificado como algo puramente argentino, también hay polémica en esto ya que algunos sitúan su origen en la orilla uruguaya del Río de la Plata y otros en el sur de Brasil.
   En el caso del flamenco también encontramos polémica en su origen, que José Carlos de Luna situó en el triángulo formado al unir en línea recta las poblaciones de Morón, Jerez y Ronda; aunque esto no contenta a todos ya que deja fuera a otras localidades de Andalucía e incluso a zonas limítrofes como Extremadura, la Mancha o la zona de Levante que también enriquecen y aportan al acervo flamenco.

   El tango y el flamenco también comparten su origen urbano y suburbial. Recogen cantes y bailes folclóricos de origen campesino como la milonga en el caso del tango y los verdiales o cantes de “faena” en el caso del flamenco, para transformarlos en una manifestación artística con entidad propia.
   También recogen un crisol de distintas culturas que, en el caso del tango, es debido a la gran inmigración procedente en su mayoría de Europa que se produce en la segunda mitad del siglo XIX en la zona porteña del Río de la Plata, en la que conviven con antiguos esclavos negros y gauchos pobres procedentes del campo en busca de trabajo.
   Y en el caso del flamenco se produce por el paso de las distintas civilizaciones (Fenicios, Griegos, Tartessos, Árabes o Judíos) que dejaran su huella cultural en la zona de Andalucía.



Carlos Gardel “El Zorzal Criollo” y Antonio Chacón  García “don Antonio Chacón”. Dos grandes voces con cierto dejo operístico, que fueron un punto de inflexión en la evolución del tango y el flamenco.


   Discépolo, el polifacético autor del tango Cambalache definió al tango como un sentimiento triste que se baila; y es que el tango recoge en sus letras la nostalgia de todos esos inmigrantes que dejaron atrás toda una vida, familia, amigos y que vivieron con resignación que el sueño de una vida mejor no lo fue tal y que nunca volverán al lugar donde han nacido.
   Y sentimiento puro y desgarrador, es también el flamenco. En la persecución sufrida durante siglos por el pueblo gitano o en el convivir diariamente con la muerte en las duras condiciones de los mineros en Linares, Almería o Cartagena dónde se gastaban a diario su jornal en alcohol, juego y mujeres en tabernas o cafes cantantes que debían recordar a los boliches y piringundines porteños dónde surge el tango. 
  
   Todo el mundo sabe que el tango y el flamenco comparten la lengua castellana como medio de expresión, con sus matices locales propios de dos lugares separados por miles de kilómetros; pero además, también tienen en común una segunda lengua, por así decirlo que les caracteriza. En el caso del tango es el lunfardo y en del flamenco el caló.
   El lunfardo nace como un nuevo modo de hablar entre los inmigrantes, cogiendo palabras y expresiones de distintos orígenes; previamente empleado por delincuentes y posteriormente adoptado por toda la sociedad.
   En el caso del caló es una lengua procedente del romaní y utilizada por el pueblo gitano repartido por toda la geografía ibérica. Por desgracia, así como se ha hecho con otras lenguas habladas en España al caló no se le ha dado la debida protección que se merece; y debido a la posición social y económica de una parte del pueblo gitano se ha asociado a un ambiente de delincuencia.
   Por su parte, estas dos lenguas tienen en común que debido a la convivencia muchas de sus palabras se han incorporado al vocabulario del español hablado en Argentina y Uruguay en el caso del lunfardo y del hablado en España en el caso del caló.
   Algunos ejemplos en lunfardo son:
Bacán (adinerado, elegante), pibe (muchacho), curda (borrachera), gil (tonto), deschavé (confesión) o malandra (delincuente)
   Y en caló:
Biruji (frío), molar (gustar), currelar o currar (trabajar), piltra (cama), pinrel (pie) o chorar (robar)

   A modo de curiosidad dentro de los estilos flamencos existe uno al que se le llama tangos, considerado por algunos como uno de los cantes básicos y que comparten con el argentino su tiempo binario. También existen dentro de los llamados cantes de ida y vuelta, que son producto del intercambio cultural debido a la emigración entre España y Latinoamérica, dos estilos flamencos que son la Milonga y la Vidalita que proceden de Argentina.

   El tango y el flamenco son patrimonio de la humanidad y en sus tres facetas que son el baile, canto y música, pero especialmente en el baile, son conocidos en el mundo entero; naciendo por doquier academias que lo imparten en cualquier parte del planeta. Existiendo en países como Japón verdadera devoción por ellos.

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